domingo, 7 de septiembre de 2008

Relato Breve N° 2

Me levanté acalorada y me picaba la concha; me la rasqué, pero me pegó de mala onda y fuí furiosa al living para prender la tele y ver la temperatura.
Además mi único objetivo del sábado era depilarme pero por alguna razón esotérica no lograba tomar coraje.
Los ubico. Sábado a la mañana, verano, 32 grados centígrados y resaca del after office con la gente de la office, obvio.Me duché con agua fria para estar bien despierta y pelear el dia. Pelear a la cajera del supermercado. Pelear con el cajero automático y para pelear por teléfono con amigas.
La ducha me despejó y vi muy claro que tenía que hacer un cambio en mi vida, pero como no animaba me tomé un Valium y me dormí.
Me desperté con el celular. Era mi amiga Carla para avisarme que no habia fiesta a la noche y me agarró un ataque de deseperación.
Atontada de resaca y psicotrópicos pensé en hundirme en un mar de pizza congelada y helado a base de grasa de chancho batida con colorante. Y así lo hice.
Pero como soy astuta me metí en Discovirtual y me compré todo. Mientras esperaba el pedido me iluminé y corrí al video a alquilar alguna de Woody Allen porque ése sábado me pegó de chica inteligente.
Timbre. Son los de Disco. Abro la puerta y me encuentro con seis cajones blancos apilados y alguien atrás. Pasa a la cocina y veo de espalda un hombre de gran espalda y culo parado. Chueco. Gorra roja y debajo un pelo rubio y desparejo.
Una oleada de jabón en polvo mezclada con desodorante de macho barato me golpea. Y me dejo llevar. Me deja las cosas en la cocina y cuando se da vuelta veo ojos azules como el mar del caribe. Me sonrie y pienso en cuanto le debe haber costado la ortodoncia. La luz de la cocina (mi cocina está iluminada con dicroicas) le hace reflejitos sobre la barba de dos dias.
Como que tenía purpurina en la cara. Se me comprimieron las cervicales al mirarlo porque era alto y la concha empezo a picarme otra vez, lo que me extrañó porque estaba bañada. Le dije que no daba propinas y me dijo que no estaba esperando propina, que solo quería un beso. Le dije que volviera más tarde porque tampoco soy una cualquiera y me aclaró que volvería luego de entregar los otros cuatro cajones blancos. Me preparé un whisky y me cambié porque estaba con un short asqueroso color lavanda y una musculosa rosa de Hello Kitty. Como ya estaba pilas me puse un short blanco y chomba Lacoste blanca, sin ropa interior, porque soy práctica y no me va la boludez cabaretera del encaje.
Desconecto los teléfonos. Timbre. Le abro. Está igual. Sigue con su pantalón Caqui y su remera roja, pero se sacó la gorra y la tiene en la mano. Se balancea de un lado al otro y me mira sonriendo con su cabeza ligeramente de costado. Me siento en el Louvre mirando al David de Miguelangel, pero no crean que soy grasa. "Si se llama David me muero" me dije; pero no; se llamaba Nicolás. Me contó que le dicen Java. Pero no es por su segundo nombre Javier ni porque sea informático, simplemente es lanzador de jabalinas y cuando lo dijo noté que abrió un poco mas las piernas.
-"Tenés cuerpo de atleta, pero ¿realmente sos lanzador de jabalinas?"...-
"No"- me contestó
Le dejé muy claro que no me iban las historias al paso pero en ése momento sacó de uno de sus bolsillos laterales una caja como de DVD y asi era. Un dibujito japonés de su director favorito; Miyazaki o algo asi e inmediatamente se paró y puso a andar la maquinola plateada. Me pidió algo para tomar y le di un Whisky, asi que nos acurrucamos en el sillón a ver la historia de un castillo andante y de unos personajes bastante raros.
Me pasó la mano por el hombro y se veía bastante relajado lo miré y me miró y sonrió. Terminó la peli y tenía cara de niño. Me contó que le encanta el Animé japonés y que sueña con visitar Japón. Se paró y me dijo "Voy a bañarme" como quien dice buen dia. Se metió en la ducha y cuando salió tenía puesta solamente una toalla. Mientras se sacudia el pelo me sonreia en plan "mirá lo lindo que soy", y yo seguía en el sofá con mi whisky, un tanto acalorada y confusa.
Se acercó y como la tiene clara hizo que se le cayera la toalla sin tocársela. Dejó su miembro ante mis narices; lo miré con odio y me guiñó un ojo.
Algunos hombres están tan seguros de su virilidad que creen que pueden exponernos sus miembros flacidos esperando que hagamos la tarea.
Y yo la hice, porque no siempre tengo en mi casa un rubio de 24 años con el porte de un Dios griego. Zeus hizo correr sus rayos por mi espina y súbitamente entendí porqué le decían jabalina. Fue la erección mas rápida que sentí en mi vida. Algunos segundos más y empecé a intuir sus embestidas juveniles dentro de mi. Y así lo hizo.Transpiramos. Nos resbalamos. Me tocó toda y acabé 7 veces.
Comimos pizza y jugamos con el helado. No lo comimos, lo lamimos.
-"¿Sabés que? Me gusta cuando acabás porque vibrás como un panal de abejas eloquecidas y además sos dulce como la miel. De ahora en adelante te llamarás Melisa. Te rebautizo. Nunca me digas tu verdadero nombre porque para mi siempre serás mi Melisa. Te aclaro que Melisa quiere decir "la mas dulce". Es un nombre griego.- Me dijo.
-"No me gusta la miel".- Dije yo como distraida.
-"No me importa. Tengo ganas de quedarme a vivir con vos para siempre".- Sonaba sincero.-"Quedáte. Quiero que seas mi Diós griego".
A veces el amor llama a tu puerta cuando no estás depilada y no te importa. Y ésa noche dormimos abrazados en el limbo. Mientras Zeus sonreia.

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