domingo, 7 de septiembre de 2008

Relato Breve N° 6

Domingo lluvioso y frio de agosto.
Es de noche, tarde, muy tarde y acabás de irte; por éso éste mail...por eso.
Estaba en casa a punto de comerme la pizza de mozzarela cuando sonó el timbre y como un monje Budista en vacaciones no esperaba nada ni a nadie.
Pero eras vos y cuando abrí la puerta tu perfume se clavó en mí como un sello luminoso en mi campo aural. ¿Cuál es el sentido de ese sello? tal vez no tenga sentido y solo sea como el brillo de tus ojos que de negros pasaron a miel, cuando te besé la mejilla en silencio y te hice pasar.
Tenías tu jean más sucio y tu gorro mas villero, pero tu piel siempre olía a bosque y tu barba de dos dias simpre invitando a jugar a la raspadita.
Te sentaste y en silencio absoluto te serví mi pizza; siempre me comés la pizza cuando venís ¿o venís simpre que hago pizza?.
Comiste abriéndote de gambas y tocandote el paquete; siempre fuiste tan erógeno...
En mi interior, mientras te servía cual geisha, se gestaba un volcán.
Pero no hablamos. Comiste y tomaste cerveza mientras yo parado te miraba a los ojos.
Un cacho de morrón te quedó colgando de la comisura de los labios y lo señalaste con tu larguísimo índice lleno de aceite....me acerqué y te lo saqué con mi propia boca; me alejé sin darte la espalda y lo masiqué cual chicle.
Inmutable ante mi silencio y refugiado en el tuyo agarraste media aceituna descarozada y te la pusiste éntre los labios...
Repetí el juego y mientras nos besábamos me bajaste la joggineta violéntamente. En ése momento te dije que sería la última vez y me dijiste:
-"vos sabés que no es cierto"-
Me gustan los chicos seguros, pero te pasaste de la raya y tus manos aceitadas hicieron el resto.
Apabullado ánte tu virilidad no me quedó otra recibirte.
Me dijiste lo de siempre y te lo creí. Que mi cuerpo de top model europeo, que mi cara de mago haciendo el número del macho tragasables y que nadie te retiene con los músculos como yo.
Tiraste todo lo que estaba sobre la mesa al piso y mi torso y mejilla se pegaron al mantel de hule a cuadritos rojos y blancos que aún olia a la pastafrola que hice al mediodía; pero vos ya no necesitabas postre.
Me di vuelta y buscaste algo en mi interior mientras me tocaba frenéticamente y cuando el volcán interior estalló me morí mirándote a los ojos.
Lloré y me tiraste el pelo hacia atras mientras me besabas el cuello descontroladamente.
-"Es la última vez"- te dije.
Me rompiste el culo y te fuiste.

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